Gran Carnaval de los piratas.

Convertimos las aulas en astillero.

 En este Carnaval, los niños de cuatro años de nuestro colegio hemos disfrutado de una divertida piratada muy, pero que muy osada. Carmen, mi compañera de nivel, y yo les hemos preparado un enorme barco a piezas, tal como si de una gran maqueta se tratara. Algo así como lo que compramos en Ikea, pero sin más catalogo que nuestra propia ilusión y sin más libro de instrucciones que nuestra propia imaginación.

El cartón pronto será madera de roble

Los niños pintaron los trozos con verdadero entusiasmo y, donde los demás veíamos tan solo un montón de cartones, ellos vislumbraban un montón de aventuras, soñaban con tesoros ocultos y tal vez con un abordaje sorpresa a algún puerto enemigo. Algunos ya tenían su disfraz preparado en casa y comenzaban a sentirse como verdaderos bucaneros a punto de embarcarse en el puerto de la sorpresa.

Ahora nos dedicamos a la proa

En esta explosión de color rojo, blanco y negra, unidos en nuestro navío, me preguntaba de qué más podrían despojar estos piratas, ya que el mismo día que nacieron ya se apropiaron de nuestro propio corazón. Sus sonrisas, su fantasía, su espontaneidad nos cautiva en cada uno de los minutos en los que compartimos existencia. Nos roban el egoísmo del que sutilmente nos viste la sociedad actual, nos privan de lujos innecesarios, del disfrute de la materialidad a la que nos empuja nuestro día a día como habitantes del primer mundo. Nos hurtan nuestro tiempo, nuestro descanso, nuestra tranquilidad, nuestra cómoda inconsciencia,… Se apoderan de ello para  devolvernos el sabor de nuestra propia  niñez olvidada, para ayudarnos a descubrir fuerzas ocultas en nuestro ser, para regalarnos una paz  en forma de sonrisa, para que en definitiva despertemos el ingenio que da el desear hacer felices a los que más queremos.

Nos ocupamos del casco

Más de cincuenta niños en un barco de cartón,… este no podía aguantar mucho. Pronto terminó nuestra nave en el contenedor de reciclaje. Casi duró más el eco de nuestras risas en el aire.  Seguro que se mantendrá por siempre en la memoria de todos. Las flores más bellas son las que menos perduran en su tallo. Así la niñez de nuestros peques se marchará en un soplo, sólo quedarán esas tablas flotantes resultantes del naufragio de sus hermosos recuerdos para sostenerlos a flote en los días no tan dulce de su futura etapa de adultos razonables.

"Con diez cañones por banda..."

¡Arriad las velas...!

Surcando los mares de la fantasía

Listos para el abordaje

En rojo, negro y blanco...

El auténtico Capitan Flint

Unos piratas muy temibles

Descansando de la travesía

Pronto desearemos partir de nuevo

Ya nos andamos preparando para una nueva aventura...