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Maestros doradores |
Estos días en los que Ascen , Lola y yo, con los niños, preparábamos el taller de Semana Santa, he evocado, con cariño, diferentes capítulos referentes a la misma, de mi vida, de nuestras vidas…Puede decirse que ilustran claramente cada etapa de nuestra historia personal. Por supuesto, que existen sensaciones comunes a todas la épocas, sensaciones de siempre, como la graciosa vista de los carros de limones de cáscara gruesa, el olor a incienso o la sensación extraña de pisar sobre el piso cubierto de cera…Pero otras muchas pertenecen a cada una de las etapa del crecimiento como persona. Es como si viésemos el mismo prisma pero desde diferentes caras.
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Floristas |
Los primeros recuerdos…la sensación de quemazón de la cera sobre la palma de la mano y la suavidad del preciado tesoro conseguido moldeándose entre los dedos, los dolores de piernas que no eran otra cosa que el cansancio y los huesos estirando para hacernos más altos, el saborcillo dulce del azúcar glasé en los labios, restos del pastel de nata en forma de pez que nos compraba mi padre en La Cubana, las largas colas para coger el autobús a la vuelta, el arroz con leche que nos esperaba en platos hondos sobre la mesa de la cocina con sus ondas pintadas con canela que durante horas había “meneado” mi madre sobre la hornilla para que no se pegase.
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Bordadores |
Después vinieron los amigos y el novio, persiguiendo todos , con alegría e ímpetu, los momento cumbres de la Semana Santa malagueña. Corriendo con el flujo de jóvenes y a contra corriente de los mayores. Que si el desembarque de la legión, que si la salida de “Los gitanos”, que si la Zamarrilla, el Chiquito y la Cena en un triple cruce en la Alameda, que si la Servita en calle nueva, que si los Viñeros en la Catedral, que si el Cautivo por el puente de la Aurora, que si el Sepulcro por calle Larios, que si el encierro de los Estudiantes,…Y entremedio a comerse un campero, que nos sabía a gloria, en “los Paninis”, y a descansar las piernas para continuar la marcha.
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Maestros cereros |
Más tarde, cuando llegan los hijos, buscas lugares más tranquilos a horas más tempraneras y a jugar a contar nazarenos, a adivinar colores, que si lanza un besito, qué bonitas las jacas, a imitar los tambores…Y más hijos… y a buscar menos bulla porque resulta heroico no perder a ninguno entre tanto barullo.
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Bullicio en las calles |
Y ahora que ya somos del pueblo, de Alhaurín de la Torre, nos alegramos viendo a la gente feliz disfrutando de sus cofradías, vistiendo sus colores: los verdes, los “moraos”, la dulzura de la Pollinica y la unión de todas con el Resucitado y el recuperado y peculiar Paso, compartiendo las calles recién encaladas y limpias. Gozando, en la noche, de la brisa que nos trae la primavera. Recibiendo sensaciones de orgullo, de alegría, del trabajo de los que ponen la ilusión de un año al servicio de su gente.
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Portadores del trono |
¿Quién no ha jugado, alguna vez, con sus hermanos o amigos a “procesiones”? Recuerdo que una vez, esperando a mi madre, montamos una procesión completa: mantillas, nazarenos y de cartón el trono. Pegaron en la puerta, abrimos sin pararnos, y allá que salimos, por el largo pasillo, desfilando. Pero cual fue la sorpresa que era doña Lola, la vecina de arriba, que, con sus ojillos pequeños y vivarachos, nos miraba perpleja. Por años nos reímos recordando la vergüenza.
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Banda escolar de música |
Hemos conseguido, entre otros objetivos, que los peques disfruten aprendiendo, jugando a “procesiones” con un trono creado con ilusión y con sus manos. Que aprecien el trabajo y el tesón de los que ofrecen al pueblo, gratuitamente, el fruto de su esfuerzo. Que aprendan tolerancia, a respetar la fe de los mayores, la pasión de la gente, la valía de lo nuestro. Que participen todos, sean de la confesión que sean, por eso el trono está exento de imágenes para que cada uno la ponga en su corazón y tiene los colores de los cinco continentes. Que reconozcan las señas de identidad cultural del entorno que les rodea y participen con entusiasmo, afabilidad y desprendimiento de las actividades sociales y culturales que nos regala nuestro pueblo.
Alhaurín está en la calle… Nuestros niños, con pasión, crecen.
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Nos ayudamos a ponernos los capirotes |
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¡A pulso! |
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Las calles son muy estrechas |
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"Verdes y moraos" |
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Hermano Mayor de la Cofradía de la Amistad |
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Mantillas |
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Maniobrando con el trono...y los capirotes |
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Lucía y Pablo nos invitaron a todos a unos bocaditos |
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El encierro |
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Fuente de las Tres Gracias |
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Otra vista del encierro |
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Despedida...nos vemos en el pueblo. |
Gracias a los niños y niñas de la Cofradía de la Amistad que nos habéis contagiado de vuestra ilusión y fantasía.
Gracias también a los padres y madres que nos habéis apoyado aportándonos los varales, las hueveras, los tubos de cartón, los bocaditos...y vuestro entusiasmo.
Lola, Ascen y Mari Carmen