Decoramos el mantel |
Convenimos que no era adecuado hacer grandes gastos ni rodear a los peques de lujos. En esta sociedad altamente consumista, va siendo preciso que nos demos cuenta de que no es necesario que estos se sientan como marajás el día de su aniversario pero sí, ante todo, que se sientan muy amados, que sepan que durante meses fueron muy esperados, muy deseados, que cambiaron nuestra existencia y nuestra escala de valores con su llegada, que el día que invadieron nuestras vidas fue de los más dichosos y plenos que puede vivir el ser humano.
Nos ponemos los gorros de fiesta |
Es precioso que sintamos un agradecimiento profundo por las personas que amamos y que nos regocijemos de evocar el día dichoso en el que sus ojos vieron por primera vez la luz de nuestro mundo, el día en el que fueron visibles para los que lo esperaban llenos de impaciencia. Por ello, tiene sentido que recordemos también, no sin cierta tristeza pero con una agradable gozo interior, el día en que nacieron nuestros seres queridos que ya no se encuentran con nosotros en este mundo. Reconocer que la luz de ese día especial, nos permitió disfrutar de aquellos a los que amamos en su ausencia porque se llevaron un trozo de nuestro corazón. Pero no quisiese dejarme llevar por la nostalgia.
Una tarta hecha con mucho cariño por Lola |
Podemos aprovechar las circunstancias de estas celebraciones para hacer crecer a nuestros hijos no solamente en edad sino también en valores. Elegir, incluso mejor por consenso entre toda la familia, un regalo para poder compartir con los hermanos en vez de algo personal para él; participar juntos en la preparación del acontecimiento preparando sorpresa para los amiguitos que acudan; elaborar una tarta casera en la que no falten los detalles que a los invitados les gustan más aunque no sean los más favoritos del que cumple, enseñarlos a ceder por el amigo; hacer reflexionar al homenajeado sobre los gustos y preferencias de sus compañeritos a la hora de planear los juegos; organizar actividades no competitivas sino cooperativas; organizar alguna manualidad previa que les ayude a compartir su creatividad como decorar el mantel, maquillarse unos a otros, crear sus propias coronas o disfraces. Y muy importante, invitar a un número razonable de peques, no más de los que podamos hacer sentir muy bien, como en su casa y a los que pueda dedicar un ratito especial y particular el cumpleañero.
Los "peques más peque" |
Una fiesta para todos |
Pero, realmente, si lo pensamos despacio…en ese darse a los otros en el día de su cumpleaños ¿no encontrará el verdadero sentido de su existencia?, ¿no encontrará las razones que le ayudarán a responder a esa pregunta que todos, tarde o temprano terminamos haciéndonos algún día?...
…¿Y yo para qué nací?
Querida Mari Carmen:
ResponderEliminarMe he metido en el blog porque me habían comentado que habías colocado un nuevo artículo y me he encontrado con la sorpresa de encontrar dos (y el último recién salido del horno). Muchas gracias por compartir con todos/as tus experiencias, y hacernos reflexionar, además de aportarnos ideas para nuestra querida profesión.
Un fuerte abrazo. Marta.
Me alegro que no sea sólamente en casa, dónde le hagamos ver a nuestros hijos que en estos tiempos que corren no se puede tener todo e imitar a los demás, y que la riqueza más importante que tenemos está en la familia y los amigos.
ResponderEliminarGracias por educarlos así.
querida Mªcarmen: Me a gustado mucho que celebreis los cumpleaños así porque los niños valoran que no hace falta grandes fiestas para celebrarlo,ya que ellos mismo han realizado las tareas de preparar..........y comparto los comentarios anteriores de que debemos enseñarle a valorar lo que tienen con amor. ya que se acercan las navidades tambien deberiamos decirles que con poquitos juguetes tambien son felices,por que los mejores juguetes son los padres y familia que con ellos pueden jugar a las munecas, futbol, pasear, correr y a reirse juntos ( que mejor regalo que eso durante todo el año)un abrazo.
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