martes, 12 de febrero de 2013

La pirámide de los cuentos


Hace uno días decidimos reciclar nuestro viejo cohete y crear una gran “piramide de los cuentos”. Elegimos algunos de los cuentos que más nos gustan. Cada uno en un escenario: torre, castillo, casita y Egipto.
Los niños realizaron bocetos de los que hemos tomados algunos detalles para decorar los cuentos, como los lunares de la casita o los vestidos de los personajes.

Después comenzaron a pintar los cuentos sobre las paredes de nuestra antigua nave, con sus dificultades. Para el niño este ejercicio es costoso pero muy útil, pues le exige ir separando las partes del todo en un dibujo que es más grande que el mismo. El final exige el retoque adulto para perfilar las formas y definir bien los dibujos. Por último la apertura de las caritas para jugar con nuestra “pirámide de los cuentos”. Cuatro paisajes en total: la casita de los tres ositos y Ricitos de Oro, la pirámide del gran faraón, un cuento de príncipes y princesas y, por último, Rapunzel.

El resultado nos dicta que el esfuerzo mereció la pena. Creo que podremos utilizarlo para ensayar algunos diálogos y reproducir algunas escenas de los cuentos, preparando, así, alguna representación especial para el día del libro. Esperemos que nuestros peques curen su timidez ya que a pesar de ser unos seres activos, incansables y creativos, estas muestras públicas les cuestan mucho.

En la Educación Infantil no debería nunca faltar estos momentos mágicos en los que los niños descubren que  la utilidad de su efímero trabajo no es más que despertar su imaginación y disfrutar de sus lazos de amistad. Reír con las caritas de sus compañeros en cuerpos diminutos y bimensionales, esforzarse por salir en la viñeta con la mejor cara realizando verdaderos ejercicios de contorsionismo, esperar con paciencia que les llegue el gran momento de su interpretación,…

Un par de cajas, algunas temperas de colores y muchas, muchas chispas de entusiasmo e imaginación,... Cosas de mucho valor y poco precio. Por ellos y por mimar su niñez y conservarla eternamente fresca, merece la pena todo nuestro esfuerzo.

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