martes, 19 de febrero de 2013

Si no los padres...¿quién?


El pasado domingo busqué  noticias sobre el estado de Saida María Prieto, la joven que resultó herida de gravedad durante la gala para la elección de reina del Carnaval de Tenerife. No encontré nada publicado sobre ella desde hacía varios días. Sí que hallé noticias relacionadas con el gran desfile de clausura del Carnaval y los actos finales, haciendo alarde de su grandiosidad y apoteosis.

Hoy, que todavía no ha aparecido ningún dato nuevo sobre esta chica, me pregunto si verdaderamente saben que existe o únicamente se le consideran como una parte más de ese suntuoso vestido que quedó reducido a cenizas en dos minutos. Quisiera saber si acaso los medios son conscientes de que no se trataba de un abalorio más en el gran montaje de la gala, uno más de esos muñequitos egipcios que sobrevivieron a la quema.

Me preguntó cómo irán viviendo, estos largos días, en esa familia,  y no puedo más que tenerlos presente y mandarles en la distancia todo el aliento y la fuerza que me sale del corazón de madre para aliviar, en lo poco, estas horas de sufrimiento.

Hoy pensaba acerca de mis hijos, en sus características únicas e irrepetibles, en sus sueños e ilusiones,… E, irremediablemente, me surgió esta duda: “Si no sus padres… ¿quién?

 Porque si no somos los padres los que les apoyamos,  los que le afrecemos aliento en los fracasos,  los que le damos el empujoncito ante la duda,  los que le vamos proporcionando buenos momentos que tornen en recuerdos positivos,  los que le acompañamos en las caídas, en las heridas, en las debilidades,… Si no los padres… ¿quién?

Que importante es, que hechos como estos, nos enseñen a poner las cosas donde van. A priorizar en nuestras valoraciones. A apreciar el valor que tiene un minuto de afecto en la familia.  A reforzar nuestra entrega diaria. A renovar nuestra responsabilidad como padres.

En Tenerife, no queda más que el eco de desfiles, galas y fiestas. La rutina regresa. Pero en una sala de hospital, alejada de su tierra, permanece Saida.  La fuerza para luchar se la darán aquellos que la quieren de verás, aquellos que hoy la añoran, los que permanecen a su lado. Esos que no emplean a sus jóvenes como material de "usar y tirar".

Ojalá seamos capaces de transmitir a nuestros hijos, auténticos valores de lealtad, solidaridad, empatía, renuncia en pro de la amistad... Algo que creo que no aprenderán ni en los medios de comunicación, ni en estos grandes y apoteósicos eventos, vacíos del sentido del auténtico valor de la persona.

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