martes, 22 de noviembre de 2011

Todos para uno y uno para todos

Todos para uno, uno para todos.
Hace algún tiempo, navegando por estos mares virtuales, leí que una de las claves del éxito del sistema educativo finlandés se halla en el trabajo cooperativo de los alumnos. Consideraba que difícilmente puede quedar un alumno rezagado, ya que sus mismos compañeros le ofrecen apoyo, puesto  que el avance de cada miembro es considerado  como una responsabilidad más de cada uno.


Esos cuentos impresionantes...
Realmente, aunque no dudo de que esto sea cierto, no puedo asegurar que sea así ya que no poseo conocimientos suficientes sobre este tema,(ya me gustaría poder viajar a esas latitudes y compartir experiencias con los magníficos profesionales de la enseñanza de ese país). Lo que sí puedo constatar, por mi propia práctica, que es una forma de aprender muy bella aunque muy exigente para el docente que, teniendo en cuenta las ratios de alumnos que manejamos en España, queda desbordado. El maestro debe de armarse con grandes dotes de paciencia, firmeza ante lo que piensen los espectadores inoportunos, que solo perciben el lío liadísimo que se forma, y, sobre todo, un gran convencimiento de que lo que se hace es lo correcto.
Enseñamos al otro lo que descubrimos

Siempre he pensado que una de las labores más importantes del profesor de Infantil es tratar de hacer de su grupo de alumnos: “una piña”, es decir que sean “todos para uno y uno para todos”. Cuanto más alto sea el nivel de cooperación de los alumnos y más bajo el nivel de competitividad, más receptivo será el grupo a los aprendizajes, más positivos sus comportamientos y más entusiastas sus respuestas.

Hemos de compartir el material
Y, ya nos conocemos, que una fue “cocinero antes que fraile”.  Trabajar en grupo no significa  repartirnos los puntos del tema y luego unirlos todos, poniéndonos de acuerdo en el tipo de letra a usar y los espacios, ahora en el Word y antiguamente en la Olivetti. Tampoco significa que el grupo vote y se haga lo que decide la mayoría sin tener en cuenta las peculiaridades y, por qué no, las rarezas de algunos de los miembros más originales.
Trabajar en grupo significa que cada uno aporte al grupo su pequeño grano de arena. Que cada idea sea tomada en cuenta, que el resultado final llene de satisfacción a todos. Esto ante todo ayudará a reflexionar a cada alumno acerca de sus propias capacidades, se animará a ponerlas al servicio de la comunidad y, sobre todo, aprenderá a descubrir y valorar las aptitudes de sus iguales.
La firma del cuadro: "TODOS"

Esto que suena tan bonito pero tan utópico, puede irse consiguiendo, es posible. Podemos darle la vuelta a muchas de nuestras prácticas educativas como si de un calcetín se tratara. Ante todos, maestros y padres, hemos de procurar evitar la competitividad a la que a menudo sometemos a los alumnos o a nuestros propios hijos, comparándolos en sus actividades. Podemos modificar juegos clásicos eliminatorios haciéndolos cooperativos. Hemos de ir compensando los pequeños grupos de trabajo para que sean los propios niños los que mejoren el nivel lingüístico de sus compañeros, su capacidad de atención, sus relaciones sociales, sus discapacidades, sus limitaciones. Podemos formar grupos flexibles que les ayude a conocer todos a todos. Podemos  ayudarles a autoevaluar, a través del dialogo, al final de la jornada, sus actuaciones (una asamblea a última hora de la mañana y no necesariamente a primera, cuando tienen mucho que compartir en sus aportaciones), que reflexionen juntos acerca de las consecuencias de sus actos del día, acerca de los conocimientos que se llevan a casa. Podemos proponernos limitar los trabajos individuales y dedicar un tiempo semanal fijo a los trabajos en grupo, a crear juntos. Hemos de hacerles sentir la responsabilidad del avance de cada uno de los miembros del grupo, como si de su propio avance se tratase.
La limpieza... entre todos
A mayor afectividad entre ellos, mayor apoyo. Las relaciones interpersonales pueden convertirse en una verdadera educación compensatoria. Hemos de descubrir las limitaciones y aptitudes positivas de los otros, hemos de hablar de ellas con naturalidad. Hemos de encontrar soluciones, juntos, para apoyar los aprendizajes de los más débiles. Hemos de explotar las cualidades que necesariamente poseen todos nuestros alumnos, haciéndoles consciente del gran potencial que ellos mismos pueden sacar de ellas.

En el aula, los maestros hemos de descubrir que tenemos un cuarto de centena de maestritos de refuerzo y un cuarto de centena de genios capaces de sorprendernos. Todos para uno y uno para todos. Merece la pena el revuelo que se forma, romper el silencio ancestral de la vieja escuela. En las relaciones afectivas, la cooperación, en el autoconocimiento propio y en el descubrimiento del otro, en la conciencia de grupo, en la responsabilidad hacia los demás…hemos de encontrar el punto de apoyo  para impulsar, desde esa gran palanca que es la escuela, a nuestros peques, con entusiasmo y sintiéndose unidos, al maravilloso mundo de la lectura, la investigación y el aprendizaje.
Juntos encontramos el color de un cielo de otoño

Al final del día comentamos lo que hemos vivido

Tradicional "juego de la silla" con aros

Un peque vale más que un aro

Eliminamos los aros, no a los peques


Corremos al ritmo del pandero, fuera de los aros

Ya solo quedan tres, nos abrazamos porque todos tienen que entrar

Conseguimos entrar en "uno" pero al final caemos

Todos ganamos: nos reímos juntos y somos más amigos

3 comentarios:

  1. Estimada Mari Carmen:
    Eres increíble, cada día nos sorprende nuevamente con tus entradas. Nos ha encantado y queremos (si nos lo permites) emularte. No dejes de compartir con todos nosotros tus vivencias y, por qué no decirlo, ocurrencias.
    Gracias, y un saludo de los demás compañeros/as que te seguimos habitualmente.
    Juan Antonio.

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  2. ¡Muy buena la entrada, y saludos desde Gilena!

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  3. Querida Mari Carmen:
    Ojalá lleváramos a la práctica esta idea de grupo, y la vida sería más fácil y justa para todos.
    Seguro que estos niños crecerán siendo más solidarios, comprensivos y respetuosos con los demás.
    Qué bonito es todo lo que escribes.
    Gracias por compartir tu sabiduría y tiempo con nosotros.

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