jueves, 9 de junio de 2011

Corazón de maestra (o maestro)

Si alguna vez alguien me preguntase de que no podría prescindir para enseñar, diría que del “corazón de maestra”. Es cierto que ni siquiera la voz o las manos me serían tan imprescindibles como el “corazón de maestra”.

El “corazón de maestra” es el instrumento que conduce a sentir el palpitar del corazón de tus alumnos, a medir la intensidad de sus sonrisas, a interpretar sus gestos y actuaciones, a contagiarte de su elocuencia. Te ayuda a desear instruirles, transmitirles sentimientos, ayudarles a descubrir sensaciones o a empaparlos de emociones. A amarlos…

El “corazón de maestra” te orienta a redescubrir tu propia vocación cada día, a superar el  cansancio de los años y tornarlo en entusiasmo inocente, a replantearte nuevos ideales, a admirarte con la multiplicación de resultados que los niños consiguen de tus expectativas, a atesorar perlas de sabiduría que transmiten los peques con su inteligencia inocente, a ver a través de ojos de niños lo que no aprecian  unos ojos adulterados por el peso de la experiencia.

Como soy tan desordenada en todo y en mi mente, a veces he de ocuparme de ordenar las ideas también dentro del alma. Y también hago limpieza  en mi “corazón de maestra” y saco aquella idea que ensombrece mi práctica, me deshago del lastre de experiencias amargas, de críticas injustas y de falsas alabanzas,…reviso las miradas y sonrisas, por años ya guardadas…el abrazo de Raúl, la mirada de Tatiana, el beso de Paquito y el dibujo de Ana,…Tantos, tantos, tesoros que enriquecen y sanan. Me desprendo de las derrotas que enturbiaron los ideales que me lanzaron a abrazar la docencia. Renuevo la osadía de creer en lo que hago, de amar el magisterio.

Pero siempre conservo, un tanto desgastada, un tanto deslucida, quizás algo manchada, mi vocación hacia la enseñanza. Y cuando acabo de desvestir mi esencia de maestra y siento mi vida renovada, pienso que aunque duela prefiero conservar la ingenuidad de mis primeros años, sentir que lo que hago es el camino más ilusionante, más lleno de ideales, más agradablemente sorprendente cada mañana que pasas con los peques, que construyo futuro, que, colaborando con las familias, siembro sus corazones de amabilísimos recuerdos que le harán convertirse en adultos felices y, ante todo, en sociedad solidaria.

7 comentarios:

  1. Estimada Mari Carmen.
    Estoy de acuerdo contigo, la maestra/o que no renueva su vocación termina desgastándose y...; pero seamos positivos, la profesión de maestro (no me gusta el término profesor) es, junto a la de padres, la más influyente de la sociedad del futuro y también la más bonita y apasionante. Luchemos por ella, merece la pena. Y... nunca, nunca (a pesar del ambiente), nos dejemos arrastrar por la rutina.
    Por favor, sigue compartiendo tus reflexiones. Gracias.
    Irene.

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  2. Andrés García Rueda15 de junio de 2011, 7:37

    No sé si la lectura entre líneas que hago es la correcta o no. Si es así, mi mujer y yo te damos todo nuestro apoyo para lo que necesites.

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  3. Gracias Irene. Nuestra profesión es lo más. me alegra un montón leerte por aquí.

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  4. Gracias, Andrés. Cuento con ello. Aparte de los peques que ha sido lo más dulce que he saboreado este año en el cole, vuestro apoyo ha sido muy reconfortante. Especialmente el trabajo de María del Mar nos ha ayudado a todos un montón.

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  5. Gracias Mari Carmen, pero yo sin los demas papas, mamas, abuelos y abuelas, no hubiese hecho nada, el trabajo ha sido de todos, porque todos me han ayudado, me han apoyado y ninguno de ellos me han puesto pegas. Gracias a Todos

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  6. Hola Mª Carmen:Yo, entre lineas también,percibo una cierta desilusión, un cierto regusto amargo por la enseñanza.Änimo, compañera.No te dejes abatir por circunstancias ajenas a los niños.Tenemos el mejor trabajo que existe en el campo laboral, aunque sea también uno de los más estresante.Digo que es el mejor por lo ilusionante que es formar personas, abrir mentes,generar seres creativos y sobre todo moldear, como si fuéramos alfareros,esos niños y que sean buenas personas,mejores ciudadanos y sobre todo almas libres.Y eso sé que tú lo sabes hacer muy requetebién.Al final de tu vida te quedarás solo con lo bueno de los niños, con su sonrisa y su cariño.Sigue ilusionándote como el primer día; además, ahora eres más sabia y mejor maestra.Juanita

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  7. Gracias por tus palabras, compañera, que para mí tienen mucho valor. Te lo digo de todo corazón. Precisamente es lo que pretendo transmitir con este artículo, la necesidad que tenemos de renovar nuestra vocación día a día, puliendo nuestro corazón de maestra y sacandole el brillo que tenía cuando estudiábamos Magisterio. Creo que tú, esto lo has conseguido maravillosamente y vas a marcharte con las manos rebosantes de buenas experiencias. Lo importante es que sigamos actuando según nuestros principios, a pesar de las dificultades y contrariedades, porque para fomentar las almas libres que refieres antes hemos de serlo nosotras.

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